"Ante esta pandemia debemos unirnos en el cómo salimos sin acentuar en lo que nos divide" 
En el marco de la celebración del 204° Aniversario de la Independencia Argentina, el padre Ariel Giménez, párroco de Nuestra Señora del Pilar, en un momento del acto oficial que se concretó este jueves 9 de Julio, realizó una invocación religiosa y además pronunció una reflexión muy peculiar.
El cura párroco comenzó su reflexión con una parte del evangelio según San Mateo: "“Del evangelio de San Mateo: Dijo Jesús, todo el que escucha las palabras que acabo de decir y las pone en práctica, puede compararse a un hombre sensato que edificó su casa sobre roca. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y sacudieron la casa; pero esta no se derrumbó porque estaba construida sobre roca. Al contrario, el que escucha mis palabras y no las practica, puede compararse a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena. Cayeron las lluvias, se precipitaron los torrentes, soplaron los vientos y
sacudieron la casa: esta se derrumbó, y su ruina fue grande”.
“Celebramos nuestra independencia en un tiempo histórico que representa una oportunidad única para ver los paradigmas con el cual estábamos construyendo la humanidad, nuestra Patria, nuestro Curuzú”.
“Nos habíamos acostumbrado a vivir en un mundo enfermo, y no podemos seguir acostumbrados a esto. No se trata de pensar que la pandemia es un paréntesis y que después del paréntesis vamos a volver a la normalidad”.
“La tierra nos dice que no resiste más este ritmo, es necesario replantearnos, la forma en que habitamos nuestro planeta, la Casa Común, la forma en que producimos, consumimos y nos relacionamos con la naturaleza”.
“Ha llegado el momento de cuestionar las virtudes del orden del Capital: Acumulación ilimitada, competencia, individualismo, indiferencia ante la miseria de millones de hermanos excluidos, hasta el mismo rol del Estado. Todo esto ahora está en jaque”.
“En estos días escuche una reflexión sobre el hundimiento del Titanic que me dio mucha luz sobre la situación actual que estamos viviendo. Decía lo siguiente, Titanic le pusieron por nombre porque pensaron que era invencible. El lema que le pusieron era “Ni Dios lo hunde”.
“Antes de salir de la travesía recibieron varios avisos de que era peligroso de la ruta y a la velocidad en la que quería navegar pero no hicieron caso”.
“Solamente cuando el problema no tenía solución, cuando el iceberg chocó contra el cascarón del barco se dieron cuenta de que tenían un problema, pero aun así los que quisieron silenciar, estaban seguros en su soberbia que el barco no se iba a hundir y por eso dijeron: Que continúe la fiesta, que suene la orquesta”.
“Mientras el barco se hundía, sonaba la música intentando anestesiar y maquillar la realidad que iba acabar en muerte. Un barco construido para navegar entre sueños, en menos de dos horas sumergido en lo más oscuro y profundo del abismo del océano”.
“Ni Dios lo hunde, las dos últimas canciones que tocaron en esa orquesta, una era “cerca de ti señor quiero morar” y la otra era “otoño” cuya letra dice “Señor ten piedad de mí. Señor inclínate y ten misericordia”.
“No supieron hacer caso aquellos avisos de cariño, aquellas voces de alarma que les prevenían para no hundirse. Su soberbia su creerse dioses los sumergió hasta lo más profundo del abismo”.
“¿No será esto también un aviso para nuestra sociedad de hoy? ¿No hemos construido también nosotros una sociedad Titanic?”. “Creyéndonos indestructibles, haciendo oídos sordos a los avisos que muchas veces la naturaleza, los pobres, nuestra realidad nos está diciendo que no podemos seguir viviendo en este camino. Ni a la velocidad de la que vamos sin importarnos nadie”.
“Creo que este microorganismo, esté coronavirus está siendo para nuestra sociedad como la punta del iceberg. Ciertamente ha abierto una grieta en el cascarón de nuestro barco. Y qué está haciendo que entre agua”.
“Estamos a tiempo de escuchar esa voz de alarma y de salvar muchas vidas, muchísimas vidas. Tenemos que entender también a esta pandemia cómo un aviso de la gracia y la misericordia de Dios que nos llama a la conversión. Que nos avisa que tenemos que cambiar de vida si de verdad en este barco queremos juntos llegar sanos y felices a un buen puerto”.
“No hay dificultad que el amor, el amor que nos trae Jesús resucitado y la forma de su espíritu santo no nos ayuden a vencer. Por eso ante tanta dificultad tomemos en serio todos estos avisos que la misma naturaleza nos da para que hagamos un cambio sincero y verdadero en nuestra vida”.
“Esta realidad nos tiene que abrir los ojos a todos, tanto dolor y sufrimiento no tiene que ser en vano”.
“La pandemia ha desnudado una enorme desigualdad y el maltrato que hemos tenido con el planeta, el paradigma tecnocrático, que nuestro sistema de vida ha mostrado sus fisuras y sus grandes límites”.
“Solo es posible poder pensar juntos en cambios profundos de estilos de vida, en cambios de hábitos de consumo, en el modo de relacionarnos unos a otros, en el modo de cómo tratar al planeta”.
“Hoy el peligro es de la pandemia. Mañana será el problema del hambre y de la desocupación. Deberíamos sentarnos todos a la mesa a repensar, incluso los que trabajan en la economía popular, que no pueden seguir recibiendo subsidios considerándose como asistidos, sino que tienen que participar activamente del proceso y sentarnos todos para escucharnos”.
“Unirnos en el cómo salimos de verdad, sin acentuar lo que nos divide. Hay un cansancio muy grande en nuestra gente cuando acentuamos esto. Unirnos para pensar el futuro, tenemos que repensar que no todo va a depender del Estado o del mercado sino que activamente tienen que participar las personas y las comunidades”.
“Hoy providencialmente es el día de nuestra Sra. de Itati. Si nuestra Provincia ha llegado a esta flexibilización es por su protección. Nuestras autoridades han actuado con mucha responsabilidad y profesionalismo, los correntinos nos hemos cuidado. Pero nuestra madre nos ha protegido. Que Dios lo bendiga”.Jueves, 9 de julio de 2020
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