Canecin invita a rezar en la beatificación de María Antula  El Obispo de Goya, Adolfo Canecin, pidió a la feligresía, aprovechar este gran acontecimiento que significará la beatificación de "Mama Antula" y realizar un Triduo de Oración en las comunidades, “para dar a conocer su vida y obra”.
Animó a tener presente en las diversas actividades de las comunidades parroquiales, “tomando su ejemplo de laica misionera y sencilla, que se entregó al servicio de los demás”.
El Obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin recordó que María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como “Mama Antula”, será beatificada el 27 de agosto en Santiago del Estero, tras la reciente autorización del papa Francisco de promulgar el decreto que reconoce el “milagro” atribuido a la intercesión de la laica consagrada santiagueña.
Monseñor Adolfo Canecin destacó que fue una " mujer que camino contagiando la fe, peregrina y misericordiosa".
El Papa oficializó el 4 de marzo la aprobación del decreto que reconoce el carácter sobrenatural de una curación atribuida a la fundadora de las monjas Hijas del Divino Salvador y de la Santa Casa de Ejercicios que funciona en Buenos Aires, tras recibir al prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal italiano Angelo Amato.
A Mama Antula se le atribuye la curación de la religiosa María Rosa Vanina, de las Hijas del Divino Salvador, quien se recuperó de una colecistitis aguda con shock séptico en 1904, luego de que los médicos le pronosticaron una muerte segura y que las monjas rezaran por su recuperación a la fundadora de la congregación.
CAMINABA DESCALZA
“Mama Antula” —así empezaron a llamarla— era una mujer con un estilo muy peculiar. Los viajes los hacía caminando descalza y pidiendo limosnas. No quedan testimonios de cuántas veces preparó ejercicios en algunas ciudades, pero sólo en Tucumán se hicieron sesenta. A pesar de sus viajes por montañas, desiertos y parajes que desconocía, jamás sufrió percance alguno. En Catamarca padeció una enfermedad y fue desahuciada por el médico.
“Me encomendé al Sagrado Corazón y me encontré curada pronto, sin ningún remedio”, aseguró. Una vez se rompió una costilla, en otra ocasión se dislocó un pie “pero fui curada una y otra vez por una mano invisible”, repetía.
Canecin recordó a sus sacerdotes que “Mamá Antula fue una mujer llena de santidad cristiana, una mujer apasionada que tuvo vida coherente con el evangelio”, e invitó a los clérigos a organizar actividades en sus parroquias, comunidades y capillas, asimismo en los colegios católicos, para contemplar la vida de “esta mujer santa”.Jueves, 18 de agosto de 2016
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