Honraron a Santa Rosa de Lima en el Bosque de Lavalle  Con una misa celebrada en "El Bosque" de la localidad de Lavalle, se honró a Santa Rosa de Lima, ante una gran concurrencia de feligreses. Presidio la solemne Eucaristía el sacerdote misionero Roberto Etcheverry de la Congregación del Santísimo Redentor. Prepararon la celebración las Monjas Dominicas Contemplativas del Monasterio "San Alberto Magno".
Es patrona de Perú, América y las Filipinas, la primera Santa de América solía decir: “cuando servimos a los pobres y a los enfermos, servimos a Jesús”.
Isabel Flores de Oliva nació en Lima (Perú) el 20 de abril de 1586 y fue bautizada el 25 de mayo de ese mismo año. Aunque su nombre verdadero era Isabel, en honor a su abuela materna, una india que servía a la familia la llamaba Rosa debido a que la niña tenía una extraordinaria belleza. Solamente sus parientes se dirigían a ella con ese nombre.
En 1597, Santo Toribio de Mogrovejo, el entonces Arzobispo de Lima, le administró el sacramento de la confirmación y la llamó Rosa.
Isabel trabajaba todo el día en el huerto y durante la noche cosía ropa de familias pudientes para colaborar con el sostenimiento de su casa.
Su intenso amor por el Crucificado la llevó a hacer un voto de virginidad. Consciente de su belleza, la Santa se restregaba la piel con pimienta para desfigurarse. En una ocasión, su madre le puso una corona de flores en la cabeza para lucirla ante unas visitas. Rosa se clavó una de las horquillas para hacer penitencia por esa vanidad. Santa Rosa salía de su ermita para ir a la iglesia de la Virgen del Rosario y para atender a los enfermos y a los esclavos. En estas labores era acompañada por San Martín de Porres. Ambos santos fueron amigos y los enfermos acudían a ellos para buscar la sanación.
Su amor a Dios era tan ardiente que su tono de voz cambiaba y su rostro se encendía cuando hablaba de Él, lo que reflejaba el sentimiento que embargaba su alma. Lo mismo sucedía al estar en presencia del Santísimo Sacramento y cuando comulgaba.
En 1615, un grupo de piratas quiso atacar la ciudad de Lima. Cuando ya estaban en el puerto del Callao, Santa Rosa y otras mujeres fueron a la iglesia de la Virgen del Rosario para rezar ante el Santísimo Sacramento. Incluso la Santa puso su cuerpo delante del sagrario para protegerlo. Días después murió el capitán de los piratas y estos se alejaron de la ciudad. Todos los limeños atribuyeron este “milagro” a Rosa. En el año 1617, durante el Domingo de Ramos ocurrió su “desposorio místico”. Mientras oraba delante de la Virgen del Rosario, el Niño Jesús le dijo: “Rosa de mi Corazón, yo te quiero por esposa”. Ella le respondió: “Señor, aquí tienes a tu inútil esclava; tuya soy y tuya seré para siempre.
En 1992 San Juan Pablo II expresó que la vida sencilla y austera de Santa Rosa de Lima era “testimonio elocuente del papel decisivo que la mujer ha tenido y sigue teniendo en el anuncio del Evangelio”.Miércoles, 31 de agosto de 2016
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