Monseñor Canecin: “Cuaresma es tiempo de volver para hacer la experiencia filial del encuentro con Dios Padre”.  El Obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecin, llamo a la feligresía a “una conversión pastoral y de estructuras para salir al encuentro de tantos hermanos y hermanas” porque “la Iglesia es un signo de la casa paterna” durante la homilía que pronuncio el domingo en la Catedral “Nuestra Señora del Rosario” de Goya.
El prelado comenzó haciendo referencia a “la propuesta de nuestra Madre la Iglesia, donde estamos viviendo el tiempo de Cuaresma que es un tiempo litúrgico”, al tiempo que animo a percatarse que “la cuaresma es la vida entera de cada uno de nosotros” dijo.
“Que no se nos escape el misterio de vivir la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo” aconsejo y, remarco luego que “muchas veces estamos dispersos, distraídos, hay mucho ruidos en la mente y el corazón que no nos permite hacer silencio y contemplar con los pies descalzos el misterio. La Cuaresma litúrgica nos prepara para vivir la Pascua del Señor”.
“La vida entera es una larga cuaresma conforme al tiempo de vida que Dios nos regala el Señor” enfatizo.
Mas adelante en su homilía dijo: “Que lindo es descubrir lo que nos ayuda la cuaresma como tiempo litúrgico, pero también tiene que poder ayudarnos en la Cuaresma existencial, es decir, a lo largo de toda la vida”.
Dijo Canecin que “la actitud que debemos tener en esta Cuaresma es ´vuelvan´, que significa volver al Padre y volver a Dios, y es una invitación que abarca toda nuestra vida. Qué lindo es poder volver al Padre.
“ Este hijo mío estaba perdido y lo hemos encontrado ” se proclamó en el Evangelio según San Lucas, y así resalto que “esta palabra es como el corazón de todo el Evangelio; es una página bellísima, que hemos meditado durante el año santo de la misericordia, entonces, por eso, es bueno tener siempre en cuenta que el Padre nos espera con un corazón compasivo y misericordioso” explico el obispo.
Enfatizo que “Dios es un Padre que respeta la libertad de aquellos que quieren partir como el hijo menor, de irse lejos y malgastar los bienes”, pero también “respeta la libertad del hermano mayor que se queda en la casa, siempre estuvo en la casa, pero, no tenía los sentimientos del corazón del Padre, esto es un riesgo muy grande”.
Aconsejo a “los que tenemos la gracia de venir cada domingo a la misa, tenemos que autoevaluarnos, los que tenemos la gracia de servir al Señor en la Iglesia y en la comunidad” porque, debemos tener en cuenta que “no es suficiente estar en la casa del Padre, sino que tenemos que asimilar los sentimiento, el corazón y las actitudes del Padre”.
“Que lindo es contemplar cuando cantamos ´prueben y vean que bueno es el Señor´y, esta es la gran invitación. Qué bien se vive en la casa paterna, allí se vive la libertad de los hijos, del padre y de los hermanos, allí se vive en una plenitud que lejos no se puede tener” expreso.
“Dios Padre tiene un corazón amoroso, manso, lleno de ternura y lleno de misericordia. Un hombre siempre dispuesto a perdonar y que espera contra toda esperanza el regreso del hijo ausente. También confía conquistar el corazón del hijo mayor que nunca ha abandonado físicamente el hogar, pero que vive allí como un extraño” explico.
“La misericordia de Dios es el mensaje central de la parábola” porque “Dios siempre espera el regreso con una actitud expectante porque quiere que se salven todos los seres humanos. Para eso Dios creo al género humano, no para la condenación, no para la frustración sino para la plenitud, felicidad y para la realización ´en la casa de mi Padre hay muchas habitaciones y, así como las huellas dactilares cada habitación tiene su nombre y, este el motivo de ser una Iglesia en salida para invitar y convocar” animo.
“En el corazón y en la Casa de Dios hay lugar para todos, no solo para algunos, el corazón de Dios late en cada ser humano, porque en Jesús, el Señor nos adopto como hijos” remarco.
Por eso el Obispo predico que el “tiempo de Cuaresma, es tiempo de volver, para hacer la experiencia filial del encuentro con Dios Padre y, cuando la filiación es auténtica brota la fraternidad con todos los hombres. La fraternidad es la consecuencia de la experiencia filial, pero ¿Dónde se aprende a ser hijos? – pregunto y luego respondió-en la Casa del Padre, en el regazo del Padre”.
Manifesto “¡Que lindo es que cada uno de nosotros, tal cual nuevos hijos pródigos, podamos decir: volveré a la Casa de mi Padre!”.
“El Padre en su mirada siempre reconoce al Hijo” y luego pregunto “nosotros ¿somos capaces de alegrarnos por aquellos hermanos que vuelven a la casa de Dios?, no sea que por ahí nos pase lo del hermano mayor. La vocación nuestra es como nos dice Jesús ´sean misericordiosos como el Padre es misericordioso´ y, que lindo es que esto pensemos personal y comunitariamente, como parroquia, como Iglesia de Goya”.
Continuo preguntando “¿reflejamos el corazón del Padre? o tenemos actitudes de discriminación o de condenación, ¿tenemos la capacidad de alegrarnos?; ¿salimos corriendo al encuentro de tantos hijos pródigos que están queriendo volver?, porque a veces con nuestra actitud no terminan de regresar a la casa paterna”.
“Mis hermanos, el Evangelio de hoy nos invita a la conversión pastoral y de estructuras para salir al encuentro de tantos hermanos y hermanas. La Iglesia es un signo de la casa paterna” concluyo monseñor Adolfo Canecin.-
Miércoles, 3 de abril de 2019
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