Llamando al Espíritu que derriba muros, el Papa León XIV preside la Santa Misa de Pentecostés 
Ciudad del Vaticano, domingo 8 de junio de 2025 — Bajo un cielo claro y luminoso, la Plaza de San Pedro se convirtió hoy en el escenario de una profunda experiencia de fe. Allí, el Papa León XIV presidió la solemne Misa de Pentecostés ante miles de fieles de distintas nacionalidades, que se congregaron en un mismo clamor: abrir el corazón al Espíritu Santo.
En su homilía, el pontífice evocó el relato de los Hechos de los Apóstoles, cuando el Espíritu descendió en forma de viento impetuoso sobre los discípulos, “un viento que sacude y que anima”
En este mismo sentido, recordó que hoy el Espíritu sigue viniendo a romper nuestros muros interiores —el miedo, el egoísmo, la indiferencia— para transformarnos desde adentro.
El Papa subrayó cómo el Espíritu “abre fronteras”, como ya reflexionaron Benedicto XVI y posteriores pontífices, gestando una Iglesia sin barreras, capaz de trascender las diferencias de raza, clase o cultura, afirmó León XIV, invitando a todo creyente a participar del don divino con corazón abierto y humilde.
El Pontífice también alzó su voz en nombre de la paz global. “Donde está el Espíritu, no hay lugar para el odio ni para la exclusión nacionalista”, denunció con firmeza, antes de rezar por el fin de los conflictos en Ucrania y Gaza
Apelando al eco del Papa Francisco, pidió que la paz nazca primero en el corazón de cada persona para luego irradiarse al mundo.
Finalmente, en un gesto lleno de esperanza, el Papa pidió que la herencia de la escucha y la fraternidad cristiana —la sinodalidad— sea el camino elegido por la Iglesia del futuro: “Somos un pueblo en camino, levadura para la unidad…”
Con el sol como testigo y la multitud unida en oración, el Papa León XIV concluyó la liturgia con un llamado tierno y claro: que el Espíritu Santo actúe como semilla de paz, reconciliación y amor en cada corazón, y que San Pedro siga sosteniendo a una Iglesia abierta y acogedora.Domingo, 8 de junio de 2025
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