Mensaje de Navidad de Monseñor Adolfo Canecin  “Todos estamos llamados a hacer nacer a Jesús en ésta Navidad viviendo las obras de Misericordia corporales y espirituales con los que nos rodean, en especial con: los niños y ancianos, los enfermos y privados de libertad, los más pobres y frágiles de nuestras comunidades”, expresó monseñor Adolfo Canecin en su primer mensaje de Navidad dirigido a la Diócesis de Goya.
Con el título “Jesús rostro de la misericordia nace en Belén”, el pastor diocesano dio a conocer su primera carta pastoral de Navidad, dirigida a “todos los hermanos laicos, consagrados, seminaristas y ministros ordenados de la Diócesis de Goya” que expresa textualmente lo siguiente:
Nuestro Dios es Amor, es Trinidad, su Nombre es Misericordia. “Tanto amó al mundo que envió a su Hijo” (Jn 3,16), el cuál fue concebido en las entrañas purísimas de la Virgen María por obra del Espíritu Santo y fue dado a luz en un pesebre porque no tenía lugar donde nacer. Le faltó el espacio físico apropiado, pero tuvo lo más necesario: una mamá, María y un papá, José. Con este detalle Dios vino a “consagrar” el valor de la Familia y a la vez indicarnos “su opción” más allá de las costumbres y cambios culturales: La Familia llamada a ser expresión y reflejo de la Familia Divina, cuna y fuente de la misericordia.
¡Navidad es Jesús!... Y Jesús es la epifanía, la manifestación, el rostro de la misericordia.
Imitemos a los pastores, acerquémonos con prontitud, humildad y pies descalzos; con capacidad de asombro y admiración, y contemplemos a “la Misericordia hecha carne”. Dejemos que nos invada la Misericordia en la ternura, cercanía y pequeñez del Niño recién nacido y así podremos, como los ángeles cantar testimoniando a todos “gloria a Dios en el cielo y en la tierra Misericordia a los hombres que ama el Señor”.
Todos estamos llamados a hacer nacer a Jesús en ésta Navidad viviendo las obras de Misericordia corporales y espirituales con los que nos rodean, en especial con: los niños y ancianos, los enfermos y privados de libertad, los más pobres y frágiles de nuestras comunidades.
Que María, Madre de la Misericordia y San José, que hicieron posible la entrada de la Misericordia en la historia intercedan por todos.
Con un abrazo de Hermano, Padre y Pastor, los bendigo deseándoles ¡Feliz Navidad! ¡Fecundo Año Nuevo!
Padre Obispo Adolfo Jueves, 24 de diciembre de 2015
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