Lun 20 de Mayo de 2024
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Todas las miradas sobre el PJ

(Por Confucio) La hora de la verdad parece llegar. Los tiempos se escapan y Colombi quiere definir la estrategia a seguir para lo cual necesita tener sobre la mesa el escenario a considerar.

Por enésima vez dijo que no irá por la re-reelección y volvió a anotarse para pelearle a Cemborain la Intendencia de Mercedes. Aun así las dudas existen. Los que saben aseguran que jugará a fondo hasta el último minuto. Hasta que no quede en claro si habrá o no reforma, no sacaría a la cancha al candidato de Encuentro por Corrientes. Le molesta que desde el propio radicalismo y desde ECO se hagan correr nombres. No se considera muerto y cree tener espacio para una jugada de gol sobre el minuto 90. En el PJ hay tranquilidad. El Congreso no se anticipará y la decisión parece clara. Hay plena convicción de que ninguno de los legisladores peronistas saltará el cerco. La casa está en orden. La unidad es vista, más allá de los dirigentes. Ninguno está en condiciones ni tiene la fuerza como para quebrar la unidad.
Con todas las miradas sobre el PJ

MIRANDO MÁS ALLÁ DE CORRIENTES. Martínez Llano confirmó que pidió el juicio político a la jueza Federal de San Martín, Martina Forns.

El ex Diputado nacional logró la remoción de varios jueces en Corrientes y en Misiones. También en el fuero Federal, donde solicitó y obtuvo la destitución del juez Federal de San Isidro, Provincia de Buenos Aires.

La solicitud de este pedido generó revuelo porque algunos la asociaron al tema tarifas, "lo cual no es así", dijo. Dejó en claro que la solicitud la realizó a título personal, que no tiene motivación política, que no se relaciona con la materia resuelta, que no la conoce y que sólo apunta a generar un precedente que es lo que se busca siempre cuando se pide el enjuiciamiento.

La sanción excede a la persona para constituirse en los límites con el que los jueces deben desenvolverse porque la administración de justicia es una función reglada. En el caso la Jueza incurrió, según el denunciante, en mal desempeño, ignorancia inexcusable del derecho y falta de equilibrio emocional al expresarse como lo hizo en términos descomedidos para con los jueces de la Corte.

En su presentación al Consejo de la Magistratura, Martínez Llano aprovechó para formular críticas al Poder Ejecutivo nacional en relación a la responsabilidad que le cabe por la demora en la cobertura del Juzgado Federal de Paso de los Libres que hace nueve años está vacante.

En la escena nacional no fue un hecho menor que finalmente será la Corte quien resuelva si la causa Nisman va al fuero Federal o al provincial. Una decisión que muchos asocian a la tipificación del hecho como homicidio o suicidio.

La Cámara de Casación Penal rechazó la apelación del Ministerio Público y luego cerró el paso a la Corte al denegar el recurso extraordinario.

Frente a esta circunstancia, el fiscal Sanz dedujo recurso de queja con presentación directa a la Corte, la que dio una primera señal con la inmediata vista a la Procuradora General de la Nación.
Gils Carbó tenía dos opciones. O sostenía el recurso del Fiscal o lo desestimaba, con lo cual impedía que la Corte intervenga.

Contra todos los pronósticos, la jefa de fiscales hizo un gesto. Por un lado habilitó para que el tema sea resuelto por la Corte, aunque prefirió no fijar posición respecto al fuero al que debía ir.

Ahora será el alto Tribunal quien lo haga. Todo indica que revertirá la decisión de las instancias inferiores y mandará a que la investigación prosiga en el fuero Federal.

Casi en simultáneo, su suerte pareció haber quedado sellada. El Gobierno logró convencer al peronismo y al massismo para lograr el objetivo de la salida de Gils Carbó, que viene siendo buscada por Macri desde el comienzo de su gestión y aun antes, luego de confirmarse el triunfo en el ballotage.

Se descartó la vía del juicio político, quizás más traumática y la de la renuncia a la que la Procuradora General no parece dispuesta.
Lo cierto es que las primeras espadas de Cambiemos (esto es el PRO, la UCR y la Coalición Cívica) habrían acordado en un cónclave que se realizó en el despacho de Emilio Monzó, en Diputados -del que participaron los senadores Miguel Pichetto y Rodolfo Urtubey- que la vía a seguir sería la aprobación por ambas cámaras legislativas de la nueva Ley de Ministerio Público, lo cual determinaría que Gils Carbó deba abandonar su cargo en agosto del año venidero.

En los hechos, el Gobierno logró algo largamente esperado; esto es, que el justicialismo le quite protección a la jefa de fiscales.
De no haberlo hecho, la continuidad de Gils Carbó estaba asegurada. Caso parecido, guardando las distancias y las diferencias, al del ministro Carlos Fayt.

En su momento, se plantó y no hubo posibilidades de avanzar. Su salida se concretó al día siguiente del cambio de gobierno, tal como el Juez lo dispuso.

Entra a tallar en esto una serie de acuerdos que son parte de la política y de los consensos que se seguirán dando en el marco de la realidad nacional, en la que el Gobierno, sin mayorías parlamentarias propias, debe atender acuciantes cuestiones que no admiten demoras y que requieren aval parlamentario.

PUERTA, CON EL REY DE ESPAÑA

El 8 de septiembre pasado, el embajador argentino en España, Ramón Puerta, junto a otros embajadores presentó sus cartas credenciales en el Palacio Real, luego de lo cual compartió un diálogo, a solas, por espacio de una hora y media.

El periodista Ignacio Zuleta refiere tramos de esta conversación que se dio en el palacio de Oriente. El monarca se mostró más que informado sobre la situación política argentina.

El rey de España preguntó por Macri, Scioli y Massa. Esa charla transcurrió con un solo testigo, el canciller español José María García Margallo. Pese a ese sigilo se pudo saber que ese diálogo ocurrió en un salón del Palacio Real de Madrid, a pocos metros del Salón del Trono, donde seis embajadores, entre ellos Ramón Puerta, le presentaron las cartas de rigor. Cuando Puerta le dio el sobre con esos protocolos, le señaló a Felipe la cinta con los colores de la bandera argentina. "También son los colores de los Borbones, que los tomamos para nuestra bandera", le dijo. Felipe retrucó con realeza el gesto: "A usted no puedo llamarlo Embajador. Debo llamarlo Presidente".

Cuando terminó la ceremonia formal, el Rey dialogó a solas con el Embajador argentino.

Puerta llegó acompañado por su madre, dos hijos y su hermana. Fue a un salón con una ambientación diferente al resto del Palacio, de recargada decoración dieciochesca. Este salón tiene comodidades de arquitectura minimalista y Felipe lo describió: "Acá tenía sus reuniones mi abuelo". Puerta, que se sabe todo, habrá pensado: "Tu bisabuelo", porque el abuelo de Felipe, don Juan, nunca fue rey, sino Conde de Barcelona. Rey fue Alfonso XIII, desalojado del trono en 1931.

Comenzada la charla los dos ya se tuteaban. Felipe prodigó elogios a Mauricio Macri por su triunfo electoral y por los cambios que estaba emprendiendo.

"¿Sabés qué es lo más me impresionó de Macri?", dijo el Rey, "lo de Davos, eso de viajar con Sergio Massa. Es buenísimo porque ver al que ganó y a su opositor juntos en Davos es una señal alentadora". Puerta, que representa al Gobierno de Macri, pero milita en el Frente Renovador respondió: "Pertenezco a una oposición que ayuda, le estamos votando las leyes que el Gobierno necesita".

Felipe festejó eso y dijo que espera verlo a Macri en la cumbre de Iberoamericana de Cartagena de Indias, en la última semana de octubre, aunque quizás sea vean también en la inauguración de la asamblea de la ONU, la semana que viene. En un pasaje de la charla deslizó una mención afectuosa hacia Alfonso de Prat Gay, que lo había visitado hace un par de meses. "Es un amigo, lo conocí cuando estudiamos juntos y he estado con él en Buenos Aires y acá varias veces", dijo.

El Borbón, que sabe que el mundo es redondo, también preguntó por la situación política de Daniel Scioli. Puerta le respondió que dependía de la suerte del Partido Justicialista. Le describió el debate interno y avanzó en alguna interpretación, como que la cercanía de Scioli con Cristina de Kirchner perjudica al ex Gobernador bonaerense. "A Dilma –dijo- la perjudicó su relación con Lula da Silva. A Scioli puede llegar a perjudicarlo estar cerca de Cristina". De ahí pasaron a otros tópicos más densos, como la situación en los demás países de la región.

Puerta le desarrolló su hipótesis sobre la vigencia arrolladora de la cruzada moralizadora que voltea gobiernos acusados de corrupción. "En los años ’80, la ola era la caída de las dictaduras. Ahora es la caída de los gobiernos por las acusaciones de corrupción, es algo mundial", dijo. "Eso no se puede parar si no se dictan normas que sancionen la corrupción, que es un hecho individual, entre dos partes, que prospera cuando hay impunidad. Si las sociedades no hacen algo para terminar con la impunidad van a seguir cayendo gobiernos". Felipe y Margallo escucharon con atención y en algún momento hicieron un gesto como diciendo: "Acá tenemos algo de eso".

Puerta los animó, con un elogio de la solidez del sistema institucional: "De esto déjame hablar a mí, que no soy español. Yo fui presidente 48 horas y si seguía otras 48 horas no sé qué hubiera pasado en mi país. Ustedes llevan ocho meses sin poder formar gobierno y el país sigue funcionando con normalidad. Es porque el sistema que tiene es sólido". Felipe: "Es cierto, tenemos un sistema sólido, nuestra Constitución es parlamentarista, pero el problema es que España es un país presidencialista. Es difícil todo, pero vamos salir adelante". En la despedida, Felipe saludó a Puerta por su cumpleaños número 65 que se festejaba al día siguiente.
Todo había empezado esa mañana del jueves con la aparición del introductor de embajadores en la residencia del Embajador argentino, en la calle Fernando el Santo, en el corazón del barrio de Salamanca, para llevarlo hasta el palacio de Santa Cruz, en el Madrid de los Austrias, cerca de la plaza Mayor. Ahí subieron a Puerta, vestido de frac, a una carroza francesa del siglo XIX que lo transportó hasta el palacio de Oriente.

La carroza, con seis caballos y una veintena de acompañantes comenzó a rodar por la plaza Mayor en diagonal hacia el palacio de Oriente. Mientras la banda tocaba el Himno Nacional Argentino.

LA REORGANIZACIÓN DEL PJ

El promocionado acto que se concibió como el lanzamiento de la segunda renovación no tuvo el efecto esperado. Hubo enojos, descontentos y algunas presencias que no contribuyeron a solidificar un plan de acción para los tiempos que se vienen.

Con habilidad, Sergio Massa, que no define si sigue con su Frente Renovador o vuelve al PJ, se preocupó si por mandar un par de representantes a la reunión, circunstancia que contribuyó como la presencia de otros a generar desconcierto.

No se trata ya de que no hubo kirchnerismo. Lo que quedó en evidencia es la ausencia de un liderazgo aglutinante, quizás porque algunos intendentes de la Provincia de Buenos Aires levantaron su perfil, opacando a los gobernadores convocantes.
Lo cierto es que en el mediano plazo la definición dentro del peronismo pasará por lo que ocurra en las elecciones de medio tiempo en la Provincia de Buenos Aires.

Recién a partir de ahí y con los resultados en la mano, podría aventurarse quiénes serán actores principales para el turno electoral en el que se resuelva la sucesión de Macri.

La elección de 2017 será particular, en este caso, para el PJ. Habrá que poner la mirada en los distintos distritos, particularmente en algunos, aunque lo que queda claro es que el justicialismo tendrá dificultades a la hora de establecer la forma de los cómputos nacionales.

En esto pareciera tener ventajas Cambiemos, que no tendrá dificultades para sumar votos al resultado nacional. No es el caso del PJ, en el que habrá que ver cómo terminan haciéndolo caciques provinciales como De la Sota y otros que no se muestran predispuestos a ceder la cosecha electoral de sus distritos a la bolsa nacional.

En el medio está la definición de cómo sigue la situación del PJ en relación al FpV, y por cuerda separada ver qué proyecto electoral ofrece Cristina, quien si bien parece dispuesta a jugar en la Provincia de Buenos Aires no descartaría apoyar en distintas provincias a referentes del espacio, de modo de no perder la estructura nacional del cristinismo que puede necesitar para la elección donde se juegue la candidatura presidencial, la de gobernadores y la de intendentes.

Algo está claro. Cristina sigue siendo el referente político de extracción peronista de mayor peso electoral que, aunque con techo bajo, al menos hoy por hoy conserva un piso sólido que le asegura una buena cosecha de legisladores en la Provincia de Buenos Aires.

Otro interrogante es Daniel Scioli. Algunos lo ven más cerca del cristinismo. Otros del justicialismo, aunque lo cierto es que dentro del PJ no se ven señales claras en favor de su reinserción. Sí las hay para Florencio Randazzo, quien prefiere manejar los silencios mientras crece en las encuestas y al cual muchos intendentes lo ven como la tabla de salvación para detener el crecimiento massista sobre el voto peronista.

A la fecha, la preocupación que existe y que se acrecienta, proyectada a futuro, es la dispersión del electorado justicialista en la Provincia.

Massistas, cristinistas y un justicialismo, que aún no haya referente de peso que vaya al tope de la nómina, se reparten la torta electoral.

Este escenario es propicio para el macrismo que todos los días parece prender una vela para que Cristina siga en carrera. La presencia de la ex Presidente le reporta al Gobierno dos ventajas.
Por un lado, aparece como la rival a enfrentar, polarizando el voto a expensas de otros sectores, preocupación ésta de los asesores de Sergio Massa.

Por otro lado, Cristina es una piedra en el zapato para el resto del peronismo, que trata de avanzar en su reorganización, aunque reconocen que ésta se traba, por un lado, por la ausencia de liderazgo; y por otro, por la presencia de Cristina. Todo un dilema de no fácil solución, con el agravante de que esta indefinición se proyecta a la escena nacional del PJ en la que no se está en condiciones de avanzar hasta que la Provincia de Buenos Aires no dé una señal clara de legitimación electoral de alguna figura que pueda tallar a escala nacional.

Ello porque la reforma del ‘94 opacó de manera decisiva los liderazgos locales. Las provincias no inciden en el resultado electoral a escala país, y está claro que sin Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe y Mendoza nadie puede concebir un proyecto nacional.

De estos cinco distritos que concentran la dos terceras partes del voto del país, el PJ no gobierna ninguno, considerando que el único de ellos que podría creerse propio como es Córdoba sigue estando más cerca de Massa que de la orgánica del PJ nacional, con una sociedad muy clara con Macri que aunque no se representa electoralmente si se evidencia en el plano de coincidencias que se hacen notorias y que muestran la flexibilidad de algunos referentes provinciales en el espacio de maniobra con el Gobierno nacional.

Por lo pronto, Macri no está dispuesto a incomodar a Schiaretti-De la Sota para las elecciones del año venidero. Hará si lo suyo, pero cuidando de preservar esa relación carnal que mantiene con el justicialismo cordobés que se muestra más cordobés que nunca.
En el Chaco parecieran haber saludables señales de reunificación entre el actual Gobernador y su predecesor, una necesidad que imponen las circunstancias para evitar que las diferencias nacionales se proyecten e impacten electoralmente sobre la Provincia.Juntos, Peppo y Capitanich hacen que el justicialismo siga siendo el punto de referencia de la política provincial. Separados, abren un cono de sombras que la inteligencia aconseja evitar.

Cierto es que en la vereda de enfrente hay más interrogantes que certezas, con un Rozas que sigue controlando grandes espacios del espectro opositor, más allá de los esfuerzos que realizan el "Zorro" Zdero y Aída Ayala.

¿Y EN CORRIENTES?

En el marco provincial parecieran venirse horas decisivas a partir de las declaraciones del mandatario provincial, que le puso fecha a la definición de la suerte de la reforma.

Por el sí o por el no, quiere que antes que termine octubre el caso se haya cerrado.

Por un lado, incide la conveniencia de evitar una declaración orgánica del peronismo por el "no" a la reforma, que a esta altura pareciera inevitable; y por otro, el hecho de que los tiempos ya no permiten más dilaciones, considerando que luego hay que convocar con una antelación de 90 días, luego hacer la Convención y después de jurar la nueva Constitución volver a convocar, respetando también el plazo de 90 días, sin dejar contar además el derecho que tienen los partidos y sus afiliados de poder organizar los procesos electorales internos como parte del libre juego democrático.

Colombi fue claro cuando ninguneó el Congreso del justicialismo. En los hechos y desde hace tiempo, el Gobernador está molesto por la fecha del mismo. Considera, y quizás no se equivoque, de que le corrieron el arco con la deliberada intención de tornar abstracta la cuestión.

En el oficialismo creen tener 19 voluntades aseguradas. Computan que le falta una para los dos tercios, aunque arriesgan a que, al momento de la votación lograrían el concurso de cuatro votos peronistas.

El primer interrogante es si efectivamente tendrán a la fecha los 19, y les falta uno. Y ello porque para que les falte uno deben existir realmente los 19 restantes. Un cálculo demasiado justo para un tema tan importante donde no hay margen para el error.
Algo además está claro y es que Colombi no tiene operadores, quizás porque no todos estén convencidos de la oportunidad y conveniencia de insistir con la candidatura del Gobernador, una visión compartida por radicales y algunos de los aliados. La empresa no es fácil, pero Colombi es Colombi. Un todo terreno que además tiene suerte y sabe crear contradicciones en el campo enemigo con la profesionalidad que le es propia.

Los que subestiman la capacidad de operaciones de Ricardo quizás se equivoquen, más allá de que el escenario es muy complejo y, aparentemente no ofrece resquicios a esta altura de los acontecimientos.

Algo debe haber pesado en el mandatario para lanzar la ofensiva final. En más de una oportunidad, desde el Gobierno, se habló que la llave de la reforma la tenía Ríos. Se especuló incluso con la reedición del Frente de Todos con un sector del PJ. Más allá de estos pronósticos, la realidad del justicialismo no parece mostrar fisuras, más allá de diferencias que existen y seguramente seguirán existiendo, pero que no representan racionalmente peligro para que nadie cruce el Rubicón.

La unidad en el peronismo parece claro que excede a los humores o a las decisiones de algunos dirigentes. Nadie está en condiciones de pagar el costo de romper la unidad en detrimento de una posibilidad que ha comenzado a cobrar forma.

En este contexto, lo que se ve es que la unidad viene siendo impulsada desde abajo hacia arriba, incluso más allá de los propios dirigentes. Vale en esto el apotegma aquél de que con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.

En situaciones como las que vive hoy la política provincial, el peronismo no puede sino recordar las enseñanzas de Eva Perón.
Es tiempo de decisiones y no hay espacio para los tibios que los vomita Dios. Cuando se juegan los destinos de Esparta hay que estar de un lado o del otro. No hay espacio ni para la ambigüedad y menos para la mentira.

Hay que estar al frente, para conducir con hidalguía la tropa hacia el destino final.

El justicialismo tiene los números para dar vuelta una página de la historia de Corrientes. También pareciera ser el momento de jugar al todo o nada. A lo Colombi, a lo Cemborain, como se juega en política cuando del poder se trata, sin que ello suponga quebrar códigos que hacen al respeto siempre debido, porque incluso al perdidoso hay que darle el trato de general derrotado.

Vale, en esta apreciación anterior, el ejemplo dado por la diputada, Mercedes Yagueddú que, habiendo tenido en su pueblo diferencias insalvables con el Partido Nuevo, que llegaron a enfrentamientos muy fuertes, habiendo sido ella cesanteada como juez durante el gobierno del PaNu y habiendo no hace mucho rechazado la firma de una expresión de solidaridad de los legisladores frente a decisiones judiciales, fue la primera que reaccionó ante lo que consideró un exceso y un abuso inaceptable por parte del Presidente del Superior, que impedía el control de constitucionalidad que le cabe a la Corte demorando el envío de la causa, en abierto desacato para con el alto Tribunal, que seis meses antes había pedido la remisión de las actuaciones.
Yagueddú salió en defensa no ya de la persona, sino del derecho que le cabe a todo comprovinciano, a todo justiciable de ser juzgado de manera imparcial. Es que una cosa es la justicia y otra el concepto de venganza que no cabe en ningún sentimiento cristiano.

Consideró la legisladora obstructiva la posición de Semhan y lo reconvino públicamente a que dé explicaciones. Se trataba además de cumplir con una intimación de la Corte Suprema que, como tal, no admite reparos de ninguna naturaleza.

Finalmente, los planetas se alinearon. Semhan bajó las armas, quizás porque su retaguardia no estaba cubierta. Lo que era seguro es que si no lo hacía la ex Jueza, hoy Diputada no hubiera dudado en seguir otro tipo de acciones acordes a su responsabilidad política e institucional. Y de hecho, la Corte hubiera hecho efectiva la intimación mediante el secuestro compulsivo de la causa.

Lo que queda para el análisis es si había que llegar tan lejos. Por qué no se hacen las cosas bien, en tiempo oportuno, como Dios manda.

Es una asignatura pendiente que los correntinos debemos tener en cuenta, porque situaciones corregible suceden a diario. Quizás haga falta mayor grado de involucramiento de la ciudadanía en el manejo de la cosa pública.


Lunes, 19 de septiembre de 2016
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