(Audio) "Ésto tiene la mejor de las intenciones y no me gustaría que se politice, porque será la única forma que salga adelante y se perpetúe en el tiempo", decía el doctor Alejandro Oria, uno de los coordinadores iniciales del proyecto del Centro Oncológico de la ciudad de Curuzú Cuatiá, allá por junio del año pasado, cuando la obra estaba en estado embrionario.
Lo que pasó hoy, que presentó al candidato a Gobernador del PJ, el velerista Camau Espínola en el futuro Centro oncológico Anna Rocca de Bonatti junto a Lalo Domínguez, fue considerado por muchos, cuanto menos, un error político grave, que generó cierto repudio en algunos sectores de la sociedad, no sólo de la oposición sino de independientes que ven a éste acto proselitista como una ofensa a una tarea loable, altruista y casi sagrada.
Teniendo en cuenta que Curuzú es una de las ciudades del interior provincial con mayores índices de pacientes oncológicos, la presencia de los candidatos Ernesto Domínguez, Camau Espínola y Víctor Cemborain, de visita y en campaña proselitista por el interior provincial, fue como una patada en el hígado para muchos curuzucuateños que velan y ven como algo sacro a la institución donada y financiada por la benefactora italiana Elena Bonatti.
Cuando desde la política, por más que después lo nieguen, se hacen campañas vinculándose con obras que en éste caso, si siquiera son propias, pero que tienen un alto valor sentimental para muchos, es cuanto menos obsceno, y de un manoseo tal que resulta por lo menos repudiable e innecesario.
Algunos dicen que se trata de una campaña barata, ateniendo éstas declaraciones al contexto en el cual el peronismo, según dicen algunos, no cuenta con fondos provenientes de aquella época de bonanza kirchnerista en la cual desde Nación se financiaban éstas prácticas.
No pocos señalan que en éstos casos, los candidatos suelen apelar al ingenio para aparecer y generar la atención mediática y popular y de ésta manera posicionarse en la palestra. Pero una cosa es hacer campaña con obras propias, de ideas propias y otra muy distinta la utilización política y mas que nada proselitista de un Centro de Salud, y como siempre se dijo desde éste medio, con la salud no se jode, si se permite el término.
El Centro Oncológico que será modelo en la región y en toda la Argentina, no puede ni debe ser mancillado y ocupado para cerrar una serie de visitas que el velerista olímpico anduvo haciendo por ésta ciudad, fue un exabrupto grosero e innecesario. Y no es una exageración crítica, ni la elevación a la enésima potencia de una sensibilidad exacerbada. No era necesario.
Y para colmo desnuda la torpeza de una gestión municipal que en vez de disimularlo, lo publica y más aún, algunos funcionarios hasta lo comparten como si fuera algo bueno que el velerista olímpico venga a cerrar su recorrida proselitista en Curuzú, en el futuro Centro Oncológico, que debería cuanto menos, ser tratado con respeto, siendo un regalo de una benefactora que pensó en el pueblo y para la salud del pueblo, no para que inescrupulosamente vengan a hacer campaña, y no sólo se apunta al velerista, y su delegación, que quizá no está muy enterado de lo caro al sentimiento local que es ésto, pero sí el tirón de orejas es más que válido para los funcionarios locales que lo acompañaron avalando ésto.
Es por lo menos triste, y la capacidad de asombro de muchos queda superada porque no muchas veces se ha visto el saludo con sombrero ajeno y con una donación altruista, generosa a la que todos deberían cuidar con mucho recelo, y no inmiscuir en tiempos de campaña ninguna presencia que la empañe, que la opaque o incluso que la ponga en riesgo. Porque a ciencia cierta, no se sabe como repercutirá esto en la propia Elena Bonatti, o en el mismo coordinador del proyecto, Alejandro Oria quien el año pasado ya se temía que se politice la situación. Parece que ya algunos dieron un paso adelante para cometer el sacrilegio y saludar con sombrero ajeno. Se espera que estas situaciones no pongan en riesgo al proyecto.
