Vie 3 de Mayo de 2024
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Mascotas: El cuidado de la salud en los gatos mayores

La edad media de un gato suele estar entre 10 y 15 años, pero algunos llegaron a vivir hasta 25. En la longevidad intervienen muchos factores. Los gatos que viven en una casa y son alimentados adecuadamente, suelen vivir más años. En tanto que los gatos que viven en estado silvestre, en la calle, tienen un promedio de vida de entre 3 a 6 años, por los peligros que enfrentan y enfermedades.

El cuidado de la salud en los gatos mayores

Los gatos que viven en la calle están expuestos a enfermedades como la leucemia y la inmunodeficiencia felinas, peleas con otros gatos y al ser salvajes es muy difícil agarrarlos para brindarles asistencia veterinaria. Sin embargo los gatos salvajes que viven en zonas rurales, pueden llegar a vivir los mismos años que cualquier gato doméstico que vive en el interior de una casa.

Un gato se considera adulto aproximadamente a partir de los 18 meses de edad, aunque por lo general a partir de los 5-6 meses de vida ya está totalmente desarrollado y puede reproducirse. Cuando el gato llega a los 10 años de vida, es cuando se comienza a hablar de un gato mayor, y pueden aparecer síntomas de vejez.
Hay gatos que pese a tener 10 años o más no lo aparentan, pero habitualmente sus dueños pueden comenzar a darse cuenta a partir de algunos síntomas.

Por ejemplo cuando disminuye la actividad. El gato prefiere el descanso, y se dedica más horas a dormir. Puede seguir teniendo algunos ratos de juego, pero menos frecuentes o con menor intensidad.

Los problemas a la hora de comer también son un indicador de la edad avanzada del felino. Sobre todo en los gatos cuya alimentación se basó en alimentos blandos o comida casera, sin haber tenido nada para roer, lo que les produjo una tendencia a acumular mayor cantidad de sarro en sus dientes. Cuando son mayores, los gatos con mucho sarro pueden padecer problemas como gingivitis, que es la inflamación de las encías; o estomatitis, que es la inflamación generalizada de las encías y de los tejidos de soporte, lo que hace que sienta dolor al comer llegando incluso a dejar de comer por ese motivo.

Lo ideal es revisar de vez en cuando la boca del gato, para comprobar que no tiene sarro ni las encías inflamadas.
Otro de los problemas que indican que el gato está entrando en la vejez, es cuando presentan dolores articulares o musculares, sobre todo en las patas traseras y en la cadera. Esto origina que el animal deje de saltar, por ejemplo a lugares donde antes subía, como sillas, mesas, e incluso su propio rascador. Igualmente, ocurre en muchos casos que el gato comienza a hacer sus necesidades fuera de la bandeja, pero justo al lado. Esto se identifica con un problema con el arenero. Si nada ha cambiado en la casa y se sospecha que el gato puede tener un dolor, puede ser que al ir a la bandeja sienta dolor en sus patas traseras, y si la arena que utiliza es muy gruesa, se justifica que se sienta más cómodo haciendo sus necesidades en el suelo porque no tiene que hacer tanto equilibrio, y por lo tanto tiene menos dolor. El hacerlo al lado de la bandeja, da algunas pistas, como por ejemplo que el gato realmente quiere hacer sus necesidades allí, pero por algún motivo no puede, y lo hace al lado. Si hace sus necesidades en otro lugar de la casa, podrían significar otros tantos problemas que habría que estudiar.

El gato mayor, al igual que las personas, puede ir perdiendo sensibilidad olfativa, de oído o de visión. Esto puede producir una falta de atención o torpeza en sus movimientos que habría que observar. También se podrán notar cambios de humor. Que el gato busque tranquilidad y se pueda irritar si se lo molesta, sobre todo si hay en la casa animales más jóvenes que intentan jugar con él, o si algún integrante de la familia lo agobia demasiado intentado agarrarlo todo el tiempo, como habitualmente lo hacen los niños. Es conveniente respetar sus horas de sueño y tranquilidad. Un compañero demasiado joven y nervioso no es recomendable para un gato anciano.

Hay que prestar especial atención a la falta de higiene, porque es un síntoma de enfermedad o dolor, pero si se trata de gatos mayores, hay una disminución en su propia higiene personal, dedicando menos tiempo a lavarse a sí mismos. Normalmente es porque tiene algún dolor físico que le impide por ejemplo, lavarse la zona trasera o problemas en la boca. El pelaje de los gatos mayores suele ser menos reluciente y suave que el de un gato joven.

Un buen secado

Es necesario, luego de bañar al perro, secarlo bien. Esto evitará el riesgo de resfríos o de generar problemas en la piel ocasionados por la humedad.

¿Y las vacunas?

Hay que desparasitar interna y externamente a las mascotas y tener vacunas al día en especial si se la lleva a lugares con gran cantidad de perros, la vacuna de la tos de las perreras.
Recomendaciones para que tenga una vida sana y feliz

Conviene controlar ciertos aspectos de la salud del gato en la edad avanzada. Debido a la falta de actividad, los gatos mayores tienden a engordar. Por eso es necesario revisar su dieta y darle la alimentación adecuada, ya que una enfermedad muy común, sobre todo en gatos mayores y obesos, es la diabetes, que se puede detectar observando si bebe mucha agua, y adelgaza pero come mucho.

Los gatos y gatas sin esterilizar tienen mayor tendencia a padecer tumores, sobre todo las hembras en las mamas y los machos en la próstata. También las hembras sin esterilizar son más propensas a padecer piómetras, que es una infección del útero. Los gatos esterilizados a edades tempranas tienen menor riesgo de padecer cáncer.

Hay otros tantos síntomas que pueden indicar que el gato comienza a ser mayor, muchos de ellos son de diversas enfermedades que padecen los gatos con mayor frecuencia en edad avanzada. Por eso es conveniente que ante cualquier síntoma o cambio que se observe en el gato, se consulte al veterinario.

Algunas recomendaciones a tener en cuenta para tener un gato sano y feliz: a partir de los 8 años conviene realizar una visita anual al veterinario para comprobar su estado general de salud. Una correcta alimentación ayudará a mantener la salud.

Además es ideal jugar con el gato a diario, para que se mantenga en forma, mental y físicamente, proponiéndole juegos que impliquen la caza de algún objeto o comida, y juegos de estimulación mental, en los que tenga que encontrar un premio o cazarlo. Evitar provocar situaciones de estrés o tensión para el gato, respetando siempre sus horas de sueño.


Martes, 26 de enero de 2016
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